Durante generaciones, el mundo de las finanzas y el sector inmobiliario han afrontado una disyuntiva que, con el paso del tiempo, se ha visto acrecentada. Detrás de una decisión, aparentemente sencilla, se plantean un sinfín de preguntas y consideraciones que buscan respuesta al eterno dilema: ¿comprar o alquilar?

Aunque en el sector residencial la compra sigue siendo la principal opción de la gran mayoría de usuarios, en el resto de los segmentos inmobiliarios, principalmente los tres más relevantes – oficinas, comercial y logística -, la decisión se decanta mayoritariamente por el alquiler. Sin embargo, esto no siempre fue así en inmologistica.

Una respuesta evolutiva

Históricamente, las empresas que producían bienes de consumo tenían su planta de fabricación y, junto a ella, el almacén, que se gestionaba internamente. No obstante, con el paso del tiempo se produciría un cambio de paradigma que, acompañado del auge en la actividad de los operadores logísticos, supuso ceder parte de la cadena de suministro a un tercero especializado.

Esta relativa “pérdida de control” sobre su operativa traía, sin embargo, otros beneficios a las empresas, siendo el principal la capacidad de reaccionar en el corto plazo a situaciones de suministro cambiantes. En este sentido, para garantizarla el 3PL no se podía constreñir a la rigidez de un inmueble en propiedad y, por tanto, fue cogiendo cada vez más peso la opción del alquiler.

Otro de los beneficios del arrendamiento respecto a la nave en propiedad es que, con esta primera fórmula, la empresa no tiene que hacer ese gran desembolso inicial y puede destinar su capital a su negocio principal, que es, en definitiva, el que reporta los beneficios a la compañía.

Cuestión de control

Aun así, los hay quienes siguen apostando por la propiedad del inmueble.

Estos casos son más frecuentes en los proyectos destinados a centrales de abastecimiento que, por su importancia, requieren de un mayor control por parte de las empresas. En este sentido, se suelen dar estrategias mixtas en las que la empresa productora o distribuidora controla los almacenes principales, pero arrienda, a través de un operador, el resto de los almacenes y centros de distribución necesarios para su cadena de suministro.

A resultas de ese mercado de alquiler, que surgió en busca de la flexibilidad, y teniendo en cuenta que las zonas logísticas y los inmuebles logísticos cada vez se homogeneizaron más, surgió un mercado alternativo de promotores e inversores de inmuebles en arrendamiento, que es la actividad principal de GLP.

Ventajas de un enfoque centrado en el alquiler

Tal y como recogen las últimas cifras, esta fórmula no sólo está siendo capaz de responder a las necesidades de la industria, también está dejando registros históricos en una inmologística que, en el caso de España, solo en el primer trimestre del año, ha sumado una contratación superior a los 690.000 metros cuadrados.

Y es que, detrás de la inversión por parte de los actores logísticos, se encuentran múltiples ventajas que se suman a las anteriormente mencionadas, como:

  • Acceso a instalaciones especializadas. Las empresas logísticas pueden alquilar propiedades que han sido diseñadas y equipadas específicamente para sus necesidades. Esto les brinda acceso a instalaciones logísticas modernas, con características y servicios adaptados a sus requerimientos.
  • Menor inversión inicial. Al optar por el alquiler, las empresas logísticas evitan el desembolso inicial de una gran suma de dinero requerida para comprar una propiedad. Esto les permite asignar capital a otras áreas de su negocio, como adquisición de equipos, expansión de la red de distribución o inversión en tecnología.

La posición de la inmologística ante la disyuntiva

La reflexión sobre la relevancia continua del dilema entre comprar o alquilar en el sector inmobiliario y la importancia del enfoque de alquiler en la inmologística nos lleva a comprender que no existe una única respuesta válida para todas las situaciones.

Cada empresa, inversor o individuo debe evaluar cuidadosamente sus circunstancias específicas y considerar diversos factores antes de tomar una decisión.

En el sector inmobiliario, el dilema entre comprar y alquilar ha persistido a lo largo del tiempo debido a una serie de consideraciones. Por un lado, la compra de una propiedad ofrece ciertas ventajas, como la acumulación de patrimonio a largo plazo y la libertad de personalización y control absoluto sobre el espacio. Sin embargo, la compra también implica comprometerse, asumir riesgos asociados a la propiedad y destinar una cantidad significativa de capital inicial.

Por otro lado, el alquiler brinda una mayor flexibilidad y adaptabilidad a las necesidades cambiantes. Permite a las empresas ajustar su espacio según la demanda, expandirse o reducirse rápidamente y acceder a ubicaciones estratégicas sin necesidad de una inversión inicial masiva.

En conclusión, el dilema entre comprar y alquilar en el sector inmobiliario seguirá siendo relevante debido a las diferentes circunstancias y preferencias de cada individuo o empresa. La clave está en evaluar las necesidades específicas, los objetivos financieros y las condiciones del mercado antes de tomar una decisión informada que se ajuste mejor a cada situación.