El valor de un terreno no está determinado únicamente por su ubicación o tamaño. Para convertirlo en un activo rentable y atractivo para inversores y operadores logísticos, es crucial aplicar estrategias inteligentes que maximicen su potencial económico y funcional. Exploramos en este artículo los principales factores a tener en cuenta.
1. Planificación urbanística: la base del éxito
El primer paso para potenciar un terreno es conocer en detalle su clasificación urbanística y las normativas locales. La flexibilidad del uso del suelo, la posibilidad de recalificación y la adecuación a las necesidades del mercado son factores determinantes.
Por ejemplo, OAXIS GLP Park Madrid Villaverde es un claro ejemplo de cómo una planificación urbanística bien estructurada puede generar valor. Este parque logístico, de 280.000 m², se ha diseñado para ofrecer una gran adaptabilidad a distintas operativas logísticas
2. Análisis de viabilidad económica
Antes de desarrollar un proyecto sobre un terreno, es esencial evaluar su viabilidad económica. Esto implica analizar:
- Demanda y rentabilidad: Estudio del mercado y tendencias del sector.
- Costes de desarrollo: Infraestructura, permisos, construcción.
- Retorno de inversión: Potencial de ingresos a medio y largo plazo.
Un ejemplo de éxito en la optimización económica es G-Park Masquefa, de 29.000 m² y ubicado en Barcelona. Gracias a su proximidad a Barcelona y las principales autopistas (AP-7 y A-2), se ha convertido en un polo logístico clave para operadores que buscan eficiencia en distribución. Destaca por su diseño innovador y su entorno único, rodeado de viñedos.
3. Estudios previos del suelo: evitar riesgos innecesarios
El estado del terreno es un factor crítico para determinar su viabilidad en un proyecto inmobiliario y evitar sobrecostes inesperados que puedan comprometer su rentabilidad. Antes de iniciar cualquier desarrollo, es fundamental realizar un estudio geotécnico y medioambiental que permita conocer en profundidad sus características y posibles limitaciones.
Uno de los aspectos clave a evaluar es la capacidad portante del suelo, es decir, su resistencia para soportar cargas sin sufrir asentamientos o deformaciones que puedan afectar la estabilidad de la construcción. Un suelo con baja capacidad portante podría requerir cimentaciones especiales o técnicas de mejora del terreno, lo que incrementaría los costes del proyecto.
Otro factor determinante es la presencia de contaminantes o problemas ambientales que puedan derivar en restricciones normativas o procesos de descontaminación costosos. Los terrenos que han tenido usos industriales previos, por ejemplo, pueden albergar residuos químicos o metales pesados en su composición, lo que implicaría un tratamiento especializado antes de cualquier edificación.
Asimismo, el estudio del suelo debe contemplar las necesidades de acondicionamiento y nivelación, ya que un terreno con pendientes pronunciadas o con una estructura rocosa compleja podría requerir movimientos de tierra significativos para adecuarlo a la construcción proyectada. Estos trabajos adicionales pueden incidir en los tiempos y costes de desarrollo, por lo que es esencial conocerlos con antelación para incluirlos en la planificación financiera del proyecto.
Contar con esta información desde la fase inicial no solo facilita la toma de decisiones estratégicas, sino que también permite anticipar riesgos legales y financieros, garantizando un desarrollo más eficiente y seguro. Un análisis detallado del terreno es, por tanto, una inversión clave para maximizar su valor y asegurar su viabilidad en el mercado inmologístico.
4. Certificaciones sostenibles: un valor añadido
En el mercado actual, la sostenibilidad es un elemento diferenciador clave. Las certificaciones como BREEAM o LEED aumentan el atractivo de un terreno, al garantizar eficiencia energética y reducción del impacto ambiental.
Un ejemplo destacado es G-Park Getafe, que ha obtenido la certificación BREEAM Excepcional con una puntuación de 89,10%. Este reconocimiento refuerza su posicionamiento como una inversión sostenible y eficiente.
5. Infraestructuras estratégicas: conectividad y accesibilidad
Un terreno con buenas conexiones logísticas y energéticas representa una ventaja competitiva significativa en el sector inmologístico, ya que facilita el flujo eficiente de mercancías y optimiza los costos operativos. Su valor se incrementa notablemente cuando cuenta con acceso directo a las principales autopistas y corredores logísticos, permitiendo una distribución ágil y eficaz tanto a nivel nacional como internacional. Además, su proximidad a centros de distribución y hubs de transporte, como puertos, aeropuertos y estaciones intermodales, mejora la capacidad de respuesta de las empresas ante la demanda del mercado y reduce los tiempos de tránsito.
Por otro lado, la disponibilidad de energías renovables y redes de suministro eficientes es un factor clave para la sostenibilidad y la reducción de costos a largo plazo. Un terreno que integre fuentes de energía limpias, como la solar o la eólica, y que esté conectado a infraestructuras modernas de abastecimiento eléctrico y de agua, no solo atrae a empresas comprometidas con la eficiencia energética, sino que también garantiza un menor impacto ambiental y una mayor resiliencia operativa. En conjunto, estos elementos convierten un terreno en una opción estratégica para operadores logísticos e inversores que buscan optimizar su cadena de suministro y alinearse con los nuevos estándares de sostenibilidad.
El caso de OAXIS GLP Park Madrid Villaverde ejemplifica esta clave. Su ubicación a solo 9 km de la Puerta del Sol y su conexión con la M-40, A-42 y A-4 hacen que sea un punto logístico privilegiado. Además, contará con infraestructuras adaptadas a la movilidad sostenible, reforzando su atractivo para operadores comprometidos con la descarbonización.
6. Gestión eficiente: el caso de éxito de G-Park Masquefa
La correcta gestión de un terreno puede convertirlo en un activo altamente atractivo para inversores y operadores logísticos. Un claro ejemplo de ello es G-Park Masquefa, un proyecto de GLP que ha sabido desbloquear el valor de su ubicación estratégica a través de una gestión eficiente y una planificación adaptada a las necesidades del sector.
Se ha consolidado como un caso de éxito en el sector inmologístico gracias a una combinación estratégica de ubicación, infraestructura, sostenibilidad y capacidad para atraer operadores clave. Su ubicación privilegiada lo sitúa a menos de una hora de Barcelona y a solo 3,5 horas de Valencia y Zaragoza. Esta conectividad refuerza su atractivo para empresas que buscan una distribución ágil y eficiente en la Península Ibérica.
Desde el punto de vista estructural, el parque cuenta con un diseño optimizado que favorece la operativa logística, garantizando la máxima eficiencia en los procesos de almacenamiento y distribución. Su infraestructura ha sido concebida para adaptarse a las exigencias del mercado, permitiendo una gestión flexible y escalable para distintos tipos de operativas.
En línea con el compromiso medioambiental de GLP, la sostenibilidad es un pilar fundamental. El parque incorpora las mejores certificaciones en materia de sostenibilidad y bienestar, asegurando un menor impacto ambiental y ofreciendo un entorno de trabajo más eficiente y saludable.
La transformación de este terreno en un hub logístico clave para el noreste de España demuestra cómo una gestión eficiente puede convertir un activo con gran potencial en una referencia del sector, maximizando su valor para inversores y operadores logísticos.
Maximizar el valor de un terreno requiere un enfoque estratégico que combine planificación urbanística, viabilidad económica, sostenibilidad, infraestructuras eficientes y gestión profesionalizada. Casos de éxito como G-Park Masquefa, OAXIS GLP Park Madrid Villaverde y G-Park Getafe demuestran que, con la estrategia adecuada, incluso terrenos con desafíos iniciales pueden transformarse en activos altamente rentables y sostenibles.