La situación económica mundial sigue afectando al mercado inmologístico europeo, cuya actividad ha sido moderada en 2023. El contexto de incertidumbre, marcado por las guerras persistentes en Oriente Próximo, ralentiza las posibilidades de inversión en el mercado internacional. Sin embargo, existen aún posibilidades de que el escenario prospere, dando paso a un crecimiento exponencial en el sector.
Dentro de las fronteras españolas, la inmologística se adapta a una nueva etapa tras años de fuerte crecimiento. En la última cita en LoginREAL’23, la consultora E&Y ya apuntaba a “la inflación, la incertidumbre macroeconómica y el endurecimiento de las condiciones de financiación” como retos de presente y futuro para el sector.
Una crisis energética creciente y la sostenibilidad como estrategia de cambio
Primero fue la crisis en la cadena de suministro a raíz de la pandemia del coronavirus. Ahora, es el desequilibrio energético en Asia y Europa. La guerra de Ucrania y su impacto en el gas, la falta de petróleo y la vuelta de la demanda en China son el cóctel perfecto que da pie al panorama global energético actual. Así describe Fatih Birol, presidente de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) la situación que vive el mundo ahora. Son circunstancias que han llevado a una escasez en el suministro.
Desde la llegada del frío, el precio de la luz no ha parado de subir, alcanzando nuevos máximos día tras día y llevando a la logística a un punto inasumible. Ante la necesidad de disponer de maquinaria durante horas, la inmologística se sitúa frente a un desafío para conseguir energía.
Por todo esto, el problema de la crisis energética tiene un impacto significativo en la logística. El aumento en el consumo de la electricidad, los cambios en los sistemas de energía y los cortes de suministros pueden producir apagones prolongados. Sin embargo, los almacenes y operaciones logísticas requieren de una potencia constante, dadas sus necesidades de calefacción o refrigeración en grandes espacios. Por supuesto, la maquinaria, la tecnología y todos los sistemas de transporte destinados al movimiento de la mercancía y los vehículos tienen un cuantioso consumo energético.
Por su parte, las empresas logísticas afrontan una presión significativa, cada vez más grande, por crear prácticas sostenibles. De esta manera, los operadores buscan reducir el consumo energético, invirtiendo en equipos más eficientes. Estos pueden ser vehículos eléctricos para contribuir a un plan más sostenible. También en sistemas de iluminación y climatización efectivos, mediante el empleo de fuentes de energía renovables, como la solar.
Esta cuestión energética se aborda como uno de los principales riesgos que amenazan con la interrupción de las operaciones en una instalación. Como consecuencia, una de las estrategias que se están llevando a cabo es el nearshoring, basado en desarrollar proyectos inmologísticos más cercanos a los puntos de demanda, que paralelamente, con el uso de tecnologías de automatización, permite ahorrar costes de energía.
La inflación aumenta los costes logísticos
El contexto de incertidumbre que existe debido al panorama energético obliga a las empresas a plantearse ciertas prioridades en materia de logística sostenible. En este sentido, la reducción de las emisiones en los almacenes es una de las principales preocupaciones. Además, se prevé que para 2024 los costes de almacenamiento se mantengan al alza debido a la persistente inflación y la escasa disponibilidad de espacios, junto con el retraso en desarrollos inmologísticos por la subida de los precios de los materiales. En Europa, la disponibilidad de espacios es tan baja que la construcción de nuevas instalaciones y la evolución de la inflación apenas se notará.
Del mismo modo, el aumento de los costes de los materiales de construcción está haciendo que muchos proyectos se retrasen hasta asegurarse que cuentan con inquilinos, para garantizar que se obtiene un retorno de la inversión.
Estas circunstancias harán que no se produzca un repunte de la inversión hasta mediados del próximo año. Incluso, se podrá esperar que incremente la demanda de espacios de almacenamiento, sin embargo, los precios de arrendamiento no bajarían.
La falta de personal frena el crecimiento
La consultora de recursos humanos, Gi Group Holding, ha analizado el problema de la falta de mano de obra en las instalaciones logísticas, señalando que el 75% de los almacenes de las economías desarrolladas tienen serios problemas para atraer empleados. Sin embargo, creen que es fundamental contar con personal cualificado y, sobre todo, expertos en el control de las nuevas tecnologías.
Para superar la escasez de recursos humanos en la inmologística, las empresas están recurriendo al aumento de salarios y a la aplicación de políticas que beneficien económicamente a nivel individual y corporativo.
Un año de retos plagado de oportunidades
La inmologística en 2023 se ha enfrentado a desafíos significativos debido a los cambios en la cadena de suministro. La crisis energética y la necesidad de apostar por la sostenibilidad impulsan la búsqueda de la eficiencia ambiental en los almacenes.
La inflación y los costes logísticos en aumento obligan a adoptar estrategias flexibles y tecnológicas para mantener la rentabilidad. Además de esto, la persistente escasez de mano de obra requiere de soluciones innovadoras como la automatización.
En este contexto, la adaptabilidad y la resiliencia son clave para el éxito. Por lo tanto, la colaboración, la tecnología y la sostenibilidad se presentan como elementos fundamentales para construir un futuro logístico en 2024 más robusto.